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sábado, 11 de diciembre de 2010

Todas las claves para entender el conflicto en Villa Soldati

PATRIA GRANDE ¿CIUDAD CHICA?



La imagen tomada por TV de un vecino reprochándole a la viuda de uno de los hombres muertos en Villa Soldati el haber venido a la Argentina desde Bolivia, quizá sea la más descarnada y representativa del conflicto en la Ciudad de Buenos Aires que embolsa xenofobia, desgobierno e ideología.
El hombre se quejaba por la radicación de esa familia, mientras la mujer lloraba —con una nena en brazos— la muerte de su esposo, con quien llegó desde Bolivia hace siete años para que sus hijos puedan estudiar y desarrollarse.
¿Quién se muda si está bien en su lugar de origen? ¿Quién es capaz de soportar muestras tan rudimentarias de discriminación si no tiene necesidades o vocación por progresar?
Ahora bien, el conflicto en Villa Soldati-Villa Lugano es bastante más complejo y encierra una serie de cuestiones que requieren de una solución integral. Esas cuestiones están vinculadas en buena parte a la llegada de extranjeros.
La población de villas aumentó un 40 por ciento en los últimos diez años y en su composición se incrementó la cantidad de extranjeros, según estimaciones de la Dirección de Estadísticas y Censos porteña.
De acuerdo con esos relevamientos los extranjeros, especialmente de países limítrofes, llegan a constituir la mitad de la población de los barrios precarios de la ciudad, que en su mayoría se encuentran en la zona sur.
La inmigración de países limítrofes y Perú es una realidad sostenida desde hace décadas en la Argentina, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que involucra la Capital Federal y el Conurbano bonaerense, y repercute en todos los patrones estadísticos.
En ese marco, la dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad acaba de publicar un trabajo titulado Migración, mercado de trabajo y movilidad ocupacional: el caso de los bolivianos y paraguayos en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
En la investigación, sus autores Alicia Maguidi y Sebastián Bruno señalaron que "durante la década de 1990, ni los procesos de ajuste, desregulación y apertura de la economía, ni la persistencia de una legislación sumamente restrictiva en materia migratoria, impidieron la llegada de migrantes de los países vecinos y de otros países latinoamericanos".
Maguidi y Bruno recordaron que las condiciones de residencia eran mucho más difíciles hasta diciembre de 2003 cuando se sancionó la nueva Ley de Migraciones 25.871, que facilitó la regularización de los migrantes originarios de los países del Mercosur.
Este proceso se complementó en 2006 con el operativo "Patria Grande" que posibilitó la regularización masiva de inmigrantes sudamericanos y que es habitualmente destacado nacional e internacionalmente como uno de los hitos en materia de política exterior por parte del Gobierno nacional.
A través del programa, lanzado en 2005 para regularizar la situación de inmigrantes provenientes de nueve países sudamericanos se otorgaron un total de 98.539 radicaciones permanentes y 126.385 temporarias en todo el país. Los datos no reflejan cuántos fueron regularizados en la Ciudad.
En total, hubo 423.697 personas inscriptas en el programa, de las cuales 187.759 no completaron la documentación, según el último informe estadístico de la Dirección Nacional de Migraciones, de agosto pasado.
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Parque Indoamericano
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El Parque Indoamericano se encuentra enclavado en el sur de la Ciudad, rodeado por las academias de Policía Federal "Ramón Falcón" y de la Metropolitana, hoy fruto de un conflicto por su participación o no en la ocupación.
Ese conflicto exacerbó las diferencias entre la administración conservadora de Macri y la netamente latinoamericanista de los Kirchner, mezclando ideología.
Pero ninguno está exento de responsabilidades: la Casa Rosada organizó el Programa Patria Grande, pero nunca puso en marcha un plan de ordenamiento poblacional que evitara el colapso de zonas urbanas, como se hace en otros países, por ejemplo con la radicación de industrias en áreas semipobladas.
El de la Ciudad, por su parte, mezcló concepciones xenófobas con temas que no están directamente vinculados con la ocupación como el narcotráfico, más allá de que detrás de la usurpación de tierras siempre operan bandas que buscan lucrar con ese delito.
Pero en lo que hace a los inmigrantes, no hay nada que involucre a los ciudadanos bolivianos —que son mayoría en la zona del Indoamericano— con cualquier forma de delito. El problema en el parque es la ocupación, no importa la nacionalidad de los ocupantes.
Se trata de un parque público de la Ciudad en una zona donde varios complejos habitacionales para ciudadanos pobres y de clase media baja fueron construidos en los últimos años y que conviven con otros más antiguos de clase media.
A pocas cuadras de allí, hay otro parque, el De la Victoria, que ya resignó buena parte de su extensión para la construcción de viviendas destinadas a ciudadanos que antes habitaban en asentamientos de la Ciudad, no necesariamente del sur.
Junto con las expresiones xenófobas, el reclamo de los vecinos de Soldati y Lugano también tiene que ver con una promesa incumplida de desarrollo en esa zona de la Ciudad, que alcanza a todas las administraciones, incluida la de Macri.
Frente al Parque Indoamericano se levanta casi desmantelado el Parque de la Ciudad —un centro de diversiones afectado por una larga disputa judicial—, un terreno todavía deshabitado en el que iba a montarse un polo farmacéutico y un cementerio de autos que nunca terminó de ser erradicado. También está el nuevo hospital Cecilia Grierson, que funciona sólo con turnos.
Junto a ese abandono, conviven muy a menudo la falta de iluminación y de cuidado del espacio público, que siguen marcando diferencias con el norte, pese a las promesas.

Gabriel Profiti
NA

Tomado de Tribuna de periodistas


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